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La terapia familiar tiene como objetivo restablecer el equilibrio de la familia cuando hay conflictos, tensiones o problemas de comunicación. También es útil cuando uno de sus miembros tiene problemas que afectan la convivencia de la familia.
No obstante, en la terapia de familia, aunque uno de los miembros sea el que presente la sintomatología, no se buscan culpables, sino que se trata a la familia en su conjunto. La familia es un sistema en el que los integrantes no están aislados, sino que influyen unos sobre los otros, por lo que todos pueden contribuir a la solución.
El psicólogo o terapeuta de familia estudia las dinámicas que se producen en la convivencia familiar y escucha las demandas de todos los miembros del grupo, enseñándoles a cambiar los patrones de comunicación y de conducta disfuncionales y a implementar cambios positivos y armónicos en el sistema familiar y en la forma de relacionarse entre sí.
No hay personas perfectas, y tampoco existe la familia ideal, pero podemos hacer referencia a familias funcionales. Estas son algunas de las características que tienen en común:
Lo más usual es que las personas pidan la ayuda de un psicólogo familiar cuando sienten que su familia está atravesando una crisis o conflicto que no logra solucionar, el cual está provocando un deterioro en sus relaciones y afecta a su calidad de vida.
En cualquier caso, estos son algunos ejemplos en los que la psicología familiar puede ser de gran utilidad:
La terapia de familia no resuelve en una sola sesión los conflictos familiares, pero puede ayudar a que puedan entenderse mejor y a relacionarse de manera más funcional. Lo usual es que en las sesiones de terapia familiar participen varios o todos miembros de la familia, aunque también se pueden planificar sesiones individuales complementarias.
Durante la psicoterapia familiar el psicólogo evaluará la capacidad de la familia para resolver problemas y expresar sus pensamientos y emociones. También explorará los roles familiares y las normas, así como los comportamientos y las interacciones de cada uno de los miembros que contribuyen a mantener o agravar el problema. En la fase de diagnóstico también se identificarán las fortalezas y debilidades de la familia.
A partir de este momento se establecen los objetivos de la terapia, y se traza el plan de trabajo, que incluirá técnicas que ayuden a enfrentar mejor los desafíos que tienen por delante y le permitan resolver los conflictos. Lo usual es trazar metas tanto a nivel individual como familiar, pero todos los miembros de la familia deben trabajar juntos para alcanzarlas.