Síntomas, causas y tratamiento de la falta de autocontrol
Si te falta autocontrol, si tomas decisiones impulsivamente de las que después te arrepientes, o te resulta difícil gestionar tus emociones hasta el punto de que explotas a menudo, es probable que padezcas un problema de control de impulsos.
Dado que vivimos en sociedad, no controlarte te hará daño a ti y a las personas de tu entorno. Afortunadamente, el autocontrol es una habilidad que se puede desarrollar con el tratamiento adecuado.
¿Qué se entiende por falta de autocontrol?
En la vida cotidiana, es normal que en algunas situaciones mostremos cierto grado de “impulsividad”. Cuando nos enfrentamos a un peligro, solemos responder sin pensar, lo cual se debe a que la parte emocional de nuestro cerebro toma el mando. No es algo negativo, al contrario, nos permite responder con la rapidez necesaria recurriendo a nuestro arsenal de respuestas instintivas.
Sin embargo, cuando existe un problema para controlar las emociones y el comportamiento en diferentes situaciones, podemos hacer referencia a un trastorno del control de los impulsos. Estos problemas se caracterizan por la tendencia a ejecutar acciones demasiado rápido, de forma irreflexiva y/o irracional y la incapacidad para inhibir dichas acciones una vez que se han puesto en marcha.
La persona que padece un problema de autocontrol no es capaz de resistir una tentación, impulso o deseo. También se aprecia una tendencia a la búsqueda de gratificación inmediata, a expensas de las metas a largo plazo; es decir, esa persona no piensa en las consecuencias de sus actos más allá del presente.
¿Qué síntomas indican la existencia de un problema de control de impulsos
Si te identificas con algunas de estas situaciones, es probable que tengas un problema de autocontrol:
Sientes una tensión interior creciente que te provoca un malestar emocional y te impulsa a poner en práctica ciertos comportamientos, aunque sabes que son dañinos.
No logras controlar tu conducta, sigues repitiendo ese patrón a pesar de que eres consciente de que no tiene sentido o que es perjudicial para ti y/o quienes te rodean.
Experimentas a menudo sentimientos de culpa, vergüenza y remordimientos después de haber sucumbido a tus impulsos.
Sueles actuar de manera impulsiva, sin reflexionar sobre las consecuencias de tus decisiones, actitudes y/o comportamientos.
Tienes la tendencia a buscar la gratificación inmediata, a sabiendas de que ese comportamiento puede ir en contra de tus planes e intereses futuros