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La depresión es un trastorno del estado de ánimo que tiene consecuencias directas sobre el bienestar de la persona y su entorno. Este problema suele aparecer durante los primeros años de la adultez, aunque también puede afectar a niños y adolescentes.
La persona con depresión se aísla de los demás, ya que no encuentra placer en las relaciones sociales, y se vuelve incapaz de afrontar su día a día. Con el tiempo, comienza a pensar negativamente sobre sí misma, sobre el mundo y sobre su futuro.
De hecho, la depresión es el resultado, en gran parte, por un lado, de la falta de refuerzo y, por otra, de las creencias desadaptativas. La persona deprimida no encuentra la motivación que necesita para actuar, por lo que se encierra en un círculo vicioso de inactividad que perpetúa el estado de ánimo depresivo.
Además, sufre una serie de distorsiones cognitivas que le hacen ver el mundo bajo un prisma negativo, hasta que llega un punto en el cual no logra diferenciar entre su pensamiento y la sensación que este le genera. De esta forma, no es consciente de que cada vez que confirma los pensamientos automáticos negativos, perpetúa ese estado.
De hecho, a menudo la persona deprimida no puede ni siquiera indicar la causa de su tristeza porque, aunque esta haya comenzado a raíz de un hecho negativo, termina instaurándose como una forma de respuesta habitual ante todas las circunstancias de la vida.
La buena noticia es que, con el tratamiento para la depresión adecuado, entre el 80 y el 90% de las personas logra recuperar relativamente rápido su nivel de funcionamiento normal.
La depresión es un trastorno emocional mantenido en el tiempo que se manifiesta a través de diferentes síntomas que afectan al desempeño de la persona en distintos niveles: emocional, conductual, cognitivo y somático.
Los síntomas de la depresión más comunes son:
Aunque la tristeza suele ser uno de los síntomas más característicos, cuando la depresión es más grave o está más avanzada, la persona puede llegar a sentirse desconectada de sus sentimientos, como emocionalmente muerta. Además, estos síntomas se ven acompañados por pensamientos negativos sobre uno mismo, el mundo y el futuro.
Cuando la depresión es severa, la persona puede tener ideas suicidas recurrentes, puede pensar que los demás estarían mejor si se suicidase o que los obstáculos que tiene en su camino son insalvables, por lo que no encuentra otra solución que terminar con su vida. En otros casos, las ideas suicidas aparecen como resultado de un estado emocional muy doloroso, cuando la persona cree que su sufrimiento es interminable.
También es habitual que aparezca la astenia. De hecho, la persona deprimida suele referir que incluso las tareas más sencillas, como levantarse de la cama, lavarse y vestirse, pueden ser muy agotadoras y siente que necesita hacer un gran esfuerzo para llevarlas a cabo. Poco a poco también va perdiendo el interés por las cosas que antes disfrutaba (anhedonia) y abandona sus aficiones, pues ya no encuentra placer en ellas.
Es importante aclarar que cuando los síntomas de la depresión son leves, pero se extienden en el tiempo durante al menos dos años, no estaríamos hablando de depresión sino de distimia o trastorno depresivo persistente
La depresión es el resultado de una combinación de factores genéticos, bioquímicos y psicológicos. Se ha podido apreciar que algunas zonas del cerebro de la persona deprimida funcionan de manera diferente, sobre todo las áreas responsables de la regulación del estado de ánimo y el pensamiento. De hecho, se conoce que los niveles de algunos neurotransmisores, como la norepinefrina, la serotonina y la dopamina, son especialmente bajos en las personas que sufren depresión
La depresión parece también estar relacionada con la inflamación de bajo grado en el organismo. En la actualidad se está investigando sobre la relación entre inflamación y depresión y cómo la alimentación que promueve la respuesta inflamatoria puede contribuir a que a un estado de ánimo negativo.
También se ha podido apreciar que la herencia influye en la aparición de la depresión. De hecho, el trastorno depresivo mayor es hasta 3 veces más frecuente en las personas que han tenido un padre o una madre que haya padecido de depresión.
Además, las mujeres sufren dos veces más depresión que los hombres. Tanto es así que se estima que una de cada siete mujeres experimentará un episodio de depresión en algún momento a lo largo de su vida. Por eso, se sospecha que en muchos casos puede existir un componente hormonal de base, tal es el caso de la depresión posparto y el trastorno disfórico premenstrual.
No obstante, la exposición a situaciones estresantes y traumas son unas de las causas más comunes de la depresión, sobre todo cuando estos se han sufrido en la infancia. De hecho, se conoce que la exposición durante los primeros años de vida a traumas agudos puede alterar el funcionamiento del sistema inmunitario, endocrino y nervioso, aumentando las probabilidades de sufrir depresión en la edad adulta.
En otros casos, las circunstancias de vida de la persona, como la muerte de un ser querido o un cambio radical en su vida, son el factor que desencadena la depresión, en estos casos sería más propio hablar de un trastorno adaptativo con estado de ánimo depresivo. Sin embargo, también hay veces en que esta puede aparecer sin que exista una crisis que haya actuado como desencadenante.
Por supuesto, determinadas características de personalidad también aumentan la predisposición a sufrir un cuadro depresivo. Por ejemplo, las personas que tienden a malinterpretar los acontecimientos cotidianos de impronta neutra, asumiéndolos como prueba de sus defectos personales, aquellas que tienen un sentimiento de responsabilidad exagerado o se dejan vencer fácilmente por las adversidades, son más vulnerables a
La depresión es el resultado de una combinación de factores genéticos, bioquímicos y psicológicos. Se ha podido apreciar que algunas zonas del cerebro de la persona deprimida funcionan de manera diferente, sobre todo las áreas responsables de la regulación del estado de ánimo y el pensamiento. De hecho, se conoce que los niveles de algunos neurotransmisores, como la norepinefrina, la serotonina y la dopamina, son especialmente bajos en las personas que sufren depresión
La depresión parece también estar relacionada con la inflamación de bajo grado en el organismo. En la actualidad se está investigando sobre la relación entre inflamación y depresión y cómo la alimentación que promueve la respuesta inflamatoria puede contribuir a que a un estado de ánimo negativo.
También se ha podido apreciar que la herencia influye en la aparición de la depresión. De hecho, el trastorno depresivo mayor es hasta 3 veces más frecuente en las personas que han tenido un padre o una madre que haya padecido de depresión.
Además, las mujeres sufren dos veces más depresión que los hombres. Tanto es así que se estima que una de cada siete mujeres experimentará un episodio de depresión en algún momento a lo largo de su vida. Por eso, se sospecha que en muchos casos puede existir un componente hormonal de base, tal es el caso de la depresión posparto y el trastorno disfórico premenstrual.
No obstante, la exposición a situaciones estresantes y traumas son unas de las causas más comunes de la depresión, sobre todo cuando estos se han sufrido en la infancia. De hecho, se conoce que la exposición durante los primeros años de vida a traumas agudos puede alterar el funcionamiento del sistema inmunitario, endocrino y nervioso, aumentando las probabilidades de sufrir depresión en la edad adulta.
En otros casos, las circunstancias de vida de la persona, como la muerte de un ser querido o un cambio radical en su vida, son el factor que desencadena la depresión, en estos casos sería más propio hablar de un trastorno adaptativo con estado de ánimo depresivo. Sin embargo, también hay veces en que esta puede aparecer sin que exista una crisis que haya actuado como desencadenante.
Por supuesto, determinadas características de personalidad también aumentan la predisposición a sufrir un cuadro depresivo. Por ejemplo, las personas que tienden a malinterpretar los acontecimientos cotidianos de impronta neutra, asumiéndolos como prueba de sus defectos personales, aquellas que tienen un sentimiento de responsabilidad exagerado o se dejan vencer fácilmente por las adversidades, son más vulnerables a desarrollar una depresión. La tendencia al perfeccionismo, una sensibilidad extrema, una baja autoestima y las dificultades para lidiar con las críticas también aumentan las probabilidades de que la persona desarrolle una depresión.
desarrollar una depresión. La tendencia al perfeccionismo, una sensibilidad extrema, una baja autoestima y las dificultades para lidiar con las críticas también aumentan las probabilidades de que la persona desarrolle una depresión.
Uno de los mayores riesgos de la depresión es el suicidio. De hecho, el 60% de los suicidios que se cometen en el mundo están asociados con la depresión mayor. Las probabilidades de que estas personas se refugien en las adicciones, como el alcohol y las drogas, también son elevadas.
Además, la depresión provoca:
Con el tratamiento adecuado podrás salir de la depresión y volver a disfrutar de la vida. Nuestro tratamiento para la depresión aborda la modificación de los pensamientos y creencias disfuncionales, pero sin olvidar los aspectos inconscientes y emocionales, por lo que trabajamos desde una psicoterapia profunda en la que combinamos técnicas de la terapia cognitivo-conductual, cuya eficacia ha sido ampliamente demostrada a través de los años, con otras técnicas más innovadoras como la hipnosis, PNL. De esta manera podemos aumentar la eficacia de la terapia y acortar el tiempo necesario para solucionar este problema. A continuación, te explicamos qué aporta cada una de ellas en el tratamiento de la depresión.
Terapia Cognitivo Conductual: este tipo de terapia permite trabajar los pensamientos disfuncionales y la conducta observable de la persona. Es un tipo de terapia validada científicamente que nos permite conocer qué variables (situaciones, pensamientos, etc) son el origen y mantenimiento del problema. De esta forma podemos identificar qué esquemas y patrones de pensamiento están generando el malestar y la conducta de las personas. Para poder identificar y cambiar estos patrones, la terapia cognitivo conductual utiliza numerosas técnicas, entre las que se encuentran, el diálogo socrático, la reestructuración cognitiva, detención del pensamiento, distracción, técnicas de relajación, entre otras.
La terapia cognitivo conductual permite, por un lado, sustituir los pensamientos actuales por otros más optimistas lo que hará que mejore tanto el estado de ánimo como la forma de comportarnos, estando más activos. Por otro lado, también puede trabajar directamente desde el cómo actuamos. Si, a pesar de tener pensamientos negativos o pesimistas, conseguimos cambiar nuestro comportamiento, los pensamientos negativos se verán reducidos y nuestro nivel de satisfacción y bienestar aumentará.
Gestalt. El trabajo de la terapia Gestalt con respecto a la depresión ha dado muy buenos resultados dando al consultante herramientas para su pronta recuperación, el entender de como es el dialogo de sus aspectos que están en conflictos ayuda a su pronta recuperación.
La Hipnosis Clínica es una herramienta profunda y muy eficaz a la hora de trabajar con personas deprimidas, ya que a través de ella conseguimos acceder a nuestros procesos inconscientes y de una manera sencilla pero poderosa, lograr que la persona transforme sin sufrimiento aquellos patrones de pensamiento que disparan los síntomas y que hacen que se mantenga el problema a pesar de haber intentado otros tipos de tratamiento. Gracias al estado de relajación en la que nos encontramos en una sesión de hipnosis, nuestro cerebro trabaja eficazmente para encontrar creencias más positivas que puedan ir sustituyendo a las antiguas que son las que producen el intenso malestar que viven las personas con depresión y generar una visión más saludable de nosotros mismos y del mundo que nos rodea.
Además, en el caso de que necesites recurrir a la medicación para poder avanzar más rápido en la terapia ponemos a tu disposición un servicio de psiquiatría. La psiquiatra te recetará el medicamento más adecuado y llevará un control mensual del mismo para ajustar la dosis de forma óptima.
PNL. Es un conjunto de técnicas que están especificadas para cada tipo de trabajo, la programación neurolingüística tiene técnicas específicas para el trabajo de la depresión que en un corto plazo ayudan al consultante en su pronta recuperación.
Con nuestro tratamiento para la depresión lograrás:
Hemos ayudado a muchas personas a salir de la depresión y podemos ayudarte a ti también. En una primera entrevista gratuita evaluaremos tu caso y te ofreceremos una orientación sobre el tratamiento más adecuado para ti